EUROPA PRESS

12 octubre 2023

 

Estas son las medidas antienvejecimiento que sí son eficaces: toma nota

 

El paso del tiempo tiene cosas buenas, crecemos y adquirimos experiencias, pero por el lado contrario nos afecta para mal porque, por ejemplo, perdemos capacidades. El envejecimiento es consecuencia de ese paso del tiempo y está en nuestra mano el cómo nos afecte.

 

Así, nos aporta las principales claves de este asunto el doctor Manuel J. Castillo Garzón, catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina de Granada, y presidente del comité científico de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL), durante una entrevista con Infosalus.

 

En primer lugar, este experto recuerda que hasta los 50-60 años, aproximadamente, el paso del tiempo nos afecta "para bien", si bien esa franja de edad supone un punto de inflexión porque es a partir de entonces "cuando el paso del tiempo nos empieza a afectar para mal".

 

Se van produciendo, según detalla este especialista en Medicina antienvejecimiento, pequeños daños. Algunos se ven a simple vista (manchas en la piel, arrugas, cambios de aspecto); pero también por dentro se producen pequeñas lesiones y pérdidas de capacidad funcional en prácticamente todos los tejidos y órganos.

 

"Los músculos pierden fuerza, las arterias se vuelven más rígidas, el hígado no metaboliza igual las sustancias a las que nos vemos expuestos; a nivel cerebral, no retenemos ni procesamos la información con la misma agilidad, y el estrés excesivo también le afecta negativamente; al hígado le afecta el exceso de alcohol, por ejemplo. Cada tejido tiene su particular agente lesivo: a la piel, la radiación ultravioleta de la luz solar le provoca fotoenvejecimiento, y esto se ve en las personas que toman mucho sol sin protección. Por eso, es importante protegernos de lo que nos hace envejecer más y evitar los excesos", aclara.

 

El ejercicio y la actividad física

Otro punto importante, en su opinión, es la falta de ejercicio, subrayando que "lo que no se usa se atrofia", de forma que, si con el paso del tiempo no nos movemos, no realizamos actividad física, nuestros músculos se atrofiarán y perderán entidad, fuerza, y resistencia. "Con el paso de los años se produce la sarcopenia o pérdida de masa muscular y esto hace que las personas se muevan peor, y haya un mayor riesgo de caídas. El ejercicio, en consecuencia, tonifica los músculos y previene esa atrofia", remarca el doctor Castillo.

 

Así, el primer paso para enlentecer el efecto del envejecimiento en nuestro cuerpo sería mantenerse activo, física y mentalmente; realizar cualquier actividad, pero, según advierte, disfrutándola al mismo tiempo, ésta no debe suponer ninguna sobrecarga para nosotros porque así obtendremos más beneficio.

 

"Hacer las cosas por hobby tiene un efecto diferente a si las hacemos por obligación. Moverse es mejor que estar parado, pero si además lo hacemos disfrutando y con intensidad y duración suficiente para que sea una especie de entrenamiento para estar mejor, esa actividad hará que mejoremos", apostilla el miembro de SEMAL.

 

El descanso, una medida antienvejecimiento

Eso sí, advierte de que la actividad física será beneficiosa siempre y cuando vaya seguida del adecuado descanso y recuperación, otra medida antiedad. Explica en este sentido el doctor Castillo que el descanso y el sueño son necesarios porque es durante este proceso donde todo lo que se ha gastado en el día se recupera y regenera.

 

"Los periodos de descanso y sueño son fundamentales. Si uno no duerme bien envejece más porque no se repara, ni recupera, lo gastado durante el día. Cuanto más gasto, más reparador debe ser ese sueño. Se recomiendan ocho horas por regla general, pero hay que tener en cuenta que un adolescente necesita más horas que una persona mayor, que puede necesitar menos horas. Así que, dormir menos horas tampoco tiene que quitarnos el sueño", precisa.

 

¿Cómo lograr un sueño reparador? Este experto defiende que son necesarios unos buenos hábitos de sueño, que no haya luz de por medio, o que a última hora no nos expongamos a pantallas luminosas, ni que tampoco nos estresemos, porque así no nos activaremos antes de dormir.

 

Comer (o no) como herramienta antienvejecimiento

A su vez, este especialista llama la atención sobre el hecho de que "comemos demasiado", y "todos los excesos son malos". Supone, según prosigue, una sobrecarga para nuestro organismo y cuanto más se come, especialmente determinados alimentos, más se acelera el envejecimiento.

 

Aquí habla de los "efectos terapéuticos" del ayuno intermitente, una práctica que limita la ingesta de comida: "No es solo que comamos mucho, sino que comemos muchas veces, cuando el organismo está diseñado para comer dos veces al día, y lo hacemos hasta en 5 ocasiones, y esto es un gran error, no es positivo para nuestra salud ni para nuestro envejecimiento".

 

¿Qué tipo de ayuno es el más recomendable? El que mejor se pueda hacer y mantener en el tiempo, según defiende el miembro de SEMAL. "Si uno lleva bien el no desayunar o el no cenar, pues esa puede ser una buena recomendación. Y lo mismo con el ejercicio: no tiene sentido que se recete a un paciente que nade cuando no le gusta, o que ande si le duele la rodilla, por muy bueno que nadar o andar sean", insiste.

 

La actitud también cuenta

Otra medida antiedad que, en su opinión, debemos poner en marcha es la actitud ante la vida y ante lo que hacemos. Dice que aquellas personas que piensan que el envejecimiento es una etapa más de la vida, con sus ventajas e inconvenientes, envejecen mejor que las que consideran que es "un periodo de decrepitud e incapacidad para hacer cosas".

 

Por otro lado, considera que puede ser necesario tomar suplementos, e incluso ciertos medicamentos, aunque asegura que "ninguno es milagroso ni la solución para todo", señalado, además, "que todo depende de la persona y de sus circunstancias".